Oct
28
Alabarte nos sana, Señor
Cuánto me acuerdo de la frase de Santo Tomás, que dice que el fin del hombre es la gloria de Dios... y de San Agustín, que dijo que la mayor obra del hombre es alabar a Dios. La alabanza nos ordena por dentro, basta alabar a Dios y parece que todo en el interior de uno se va encajando, todo lo que chirriaba se va poniendo en su sitio; la alabanza nos sana espiritualmente. Es una gran alegría ver que uno funciona, porque el ser humano funciona cuando alaba al Señor.
"Y como brotan manantiales de la roca, como caen con su fuerza las cascadas, así manará mi boca en alabanzas".
¡Alabado sea el Señor, bendito sea! ¡Bendito, Adonai! ¡Aleluya!
Tú eres mi Dios, mi Roca, mi Bienhechor, mi Alcázar,
todo mi ser de barro tus manos abarcan.
"Y como brotan manantiales de la roca, como caen con su fuerza las cascadas, así manará mi boca en alabanzas".
¡Alabado sea el Señor, bendito sea! ¡Bendito, Adonai! ¡Aleluya!
Tú eres mi Dios, mi Roca, mi Bienhechor, mi Alcázar,
todo mi ser de barro tus manos abarcan.